(advertencia para alejarte de mí)
Trazando el maquiavélico plan me encuentro ya.
Preparando el campo de batalla estoy.
Meticulosamente escondo minas en el césped
para hacerte estallar cuando camines sobre ellas
en marcha se halla rumbo a tu vera
mi ejercito infalible con todo su arsenal.
El arte de la guerra lo he aprendido bien
La teoría se ajusta a la práctica
Para hacerte retroceder
Tu atracción me provoca engendrar esta batalla
¡La vas a perder!
Una vez más,
Troya va a sucumbir ante los espartanos
Jugare bien con mi caballo
Sobre nuestro tablero de ajedrez.
Postrare tu inútil cuerpo
En ferviente dolor
Atare hilos que manipulen tu ser
Te convertiré en un pobre títere francés,
Jugare contigo una sola vez.
Luego te desechare,
Te remitiré directo a la basura
Sin contemplaciones o remordimientos.
Hare de ti un esperpento
Que no se reconozca ante sí mismo,
Colocare tus miembros en líquido
Para que adornen mi galería
Harta de victorias me vanagloriare contigo.
De tus extremidades,
Hare una cruz
Cubriré con ella
La tumba donde yacerá tu alma.
Te someterás ante tu Dios (que seré yo)
Convertido en un esclavo estarás.
Tras la tortura patrocinada por mí
Obligado te hallarás a confesar
Fuiste testigo de mí andar por esta vida
Y de cuánto dolor soy capaz de infringir en un hombre.
Nadie procurara tus heridas
Ni se trasnochara al pie de tu lecho
Verás en todos los rostros el mío,
Rememoraras tus batallas,
Y en tu memoria habitara el recuerdo de la agonía sufrida,
De cómo abdicar fue tu única salida
Para librar ésta batalla con vida.
En tu vientre regurgitará el odio
In memoriam de la mujer
Que cifró en ti, un yugo indeleble,
Un espacio vacío,
Un tiempo sempiterno.
Al término de la guerra
Quedarás hecho un remedo de lo que aun eres.
Tras despojarte de todo cuanto amas
Daré la media vuelta siguiendo mi camino
Te dejare herido, abandonado a tu suerte
Y los buitres se posarán a esperar tu deceso
Comerán la carroña que de ti quede…
La vetusta soledad será tu compañía
Volverá para recogerte
Te hatazgara de reproches.
Y yo,
Trasmutare en una bestia más fuerte,
Ni remordimiento, ni cargo de consciencia
Ni sentimiento de culpa tendré.
Posaste la luz de tus ojos en mí
Eso es un pecado, cuyo castigo tiene el más inhumano de los sufrimientos.
El panorama que a ti describo vida,
Es tan sólo el arjé de tu mediocre final.
Si aun deseas pelear en esta guerra,
Te advierto de una vez:
¡Vas a perder!
Y de ti vida,
No quedará nada,
Sólo el resultado de algo que yo dignamente manipulé.
Quiero pensar, no siempre he sido así, que hubo un tiempo en el cual fui una niña feliz cuyos sueños eran similares a lo que tú ahora tienes conmigo. Sin embargo, hoy ya no queda rastro, de esa niña que crees soy, por el contrario y como dije; actualmente soy una bestia obediente del instinto, que subyuga noche a noche ante el fiel deseo de destruir todo cuanto toco… aunque asumo, con esta advertencia que lanzó, sentencia de lo que te hare, demuestro no soy tan mal ser humano como me gusta creer que soy.
Saludos desde los adentros del Extraño Mentiroso/ Grecia Chavira